Mónico Sánchez Moreno
nació el 4 de mayo de 1880 en Piedrabuena, un municipio de Ciudad Real,
al menos en la actualidad, en el seno de una familia sin grandes
recursos económicos, aunque su madre insistió en que tanto él, que era
el menor, como sus hermanos, fueran al colegio.
Pero ninguno de los cuatro llegó a terminar nunca el colegio.
Sin embargo a Mónico, con 19 años, le picó el gusanillo de la
curiosidad y decidió vender la tienda que había montado en el pueblo de
San Clemente e irse a Madrid con la intención de estudiar ingeniería
eléctrica.
Por supuesto sin haber acabado sus estudios básicos pronto tuvo que
enfrentarse con la realidad de que jamás lo iban a dejar entra en la
Escuela de Ingeniería Industrial, aunque acabó por encontrar un curso de
electrotecnia por correspondencia –en inglés– que prometía enseñar todo
lo posible sobre la electricidad.
Así que se puso a hacer el curso –y a aprender el inglés necesario
sobre la marcha– de tal modo que Jospeh Wetzler, el autor, acabó por
recomendarle que se fuera a acabar sus estudios a Nueva York, el mismo
Nueva York en el que se libraba la guerra de las corrientes entre Tesla y Edison.
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Mónico Sánchez y su aparato portátil de rayos x |
Una vez allí no sólo acabó con provecho sus estudios sino que fue
capaz de diseñar unos generadores de alta frecuencia de un tamaño tan
reducido que a su vez le permitieron fabricar aparatos de rayos X
portátiles que se popularizaron rápidamente; la misma Marie Curie y el
cuerpo de voluntarios que formó a tal efecto recorrieron los campos de
batalla de la primera guerra mundial con unidades de rayos x de Mónico
Sánchez montadas en camiones que salvaron sin duda miles de vidas.
Con el dinero conseguido fundamentalmente con las ventas de esos
aparatos Mónico Sánchez decidió volver a España para probar suerte aquí,
y montó en Piedrabuena el Laboratorio Eléctrico Sánchez, donde aparte
de fabricar aparatos para su venta montó una central eléctrica que
convirtió a su pueblo en uno de los primeros –sino el primero– de toda
España en estar totalmente electrificado.
La empresa de Mónico Sánchez también fabricó aparatos para ser
utilizados en colegios, institutos y facultades a la hora de enseñar
física y algunas de sus aplicaciones, aparatos que en muchos casos aún
sobreviven en perfecto estado de funcionamiento.
Este libro no es una biografía exhaustiva al uso, ni de hecho es
demasiado largo, pero se lee con gusto. Y es una
magnífica introducción a este increíble y asombroso personaje.
Además, en la Sala Innovación Española de la sede del Muncyt de A Coruña se pueden ver 120 piezas de las fabricadas por Mónico Sánchez, conservadas por su familia tras la muerte de este.
La muestra incluye tubos de Crookes, de Geissler, de rayos X, y como no podía ser menos, el generador portátil de rayos X.
1 comentarios:
27 de noviembre de 2013, 1:46
Flipo con este hombre. Habrá que pasarse por el Muncyt y leerse el libro...
L.
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